Un nuevo operador del Gobierno asoma en la Justicia, Mariano Borinsky, camarista
de Casación, fue el único juez que logró
extender su subrogancia en una Sala
además del cargo titular que mantiene en otra. Ese milagro de la
discrecionalidad es producto de un acuerdo con el Secretario de Justicia, y
consejero de la magistratura, Julián Alvarez.
Borinsky aspira a llegar a la Corte Suprema. En ese tránsito, aceitar sus contactos con el oficialismo resulta indispensable. El 11 de Junio pasado tuvo una reunión con el camporista Alvarez, en la que se habría hablado sobre las causas “sensibles” para Cristina Kirchner que pasan –o pasarán- por Casación.
El camporista también le mencionó la intención del Gobierno de acelerar la salida del tribunal de dos camaristas que ya están en condiciones de jubilarse. Se trata de Eduardo Riggi y Liliana Catucci.
Si lograran adelantar los plazos del retiro de los camaristas, el kirchnerismo podría nombrar a dos nuevos jueces subrogantes kirchneristas en el máximo tribunal penal del país, donde terminarán las causas de corrupción.
Riggi está imputado por supuesto pedido de coimas en la causa de las escuchas por la investigación del asesinato de Mariano Ferreyra. En tanto Catucci, enfrenta alergias y problemas de piel por la tensión que se vive en el primer piso de Comodoro Py.
El auditor
El camporista Alvarez le encargó una auditoría a Borinsky sobre el estado de las causas en cada Sala de la Cámara de Casación y esa tarea le habría servido para “negociar” su permanencia en la subrogancia.
El resultado de ese análisis fue “desastroso”. La mayoría de las vocalías mantienen retrasos en causas penales de personas comunes que involucran entre otras cuestiones, la libertad de personas a lo largo y ancho del país.
Ahora, la función que el gobierno intenta encomendarle a Borinsky es direccionar las tres causas sensibles para Cristina Kirchner: Hotesur, Memorandum con Irán y Chevron.
La causa de Hotesur quedará a cargo de la Sala I constituida de manera “irregular” por los nuevos jueces subrogantes, Norberto Frontini y Roberto Boico. Pero falta resolver la situación que provocó el desplaamiento del precario abogado kirchnerista, Claudio Vazquez.
El Gobierno pretende que Borinsky sea el encargado de direccionar las resoluciones y funcione de nexo entree los camaritas y Julián Alvarez.
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